A veces, para descubrir las huellas más auténticas de nuestra historia, basta con mirar más allá de los destinos turísticos tradicionales. Es el caso de Yohualichan, una joya arqueológica en Cuetzalan, Puebla, que comparte sorprendentes similitudes con El Tajín, su “hermano mayor” totonaco en Veracruz.
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La Casa de Cultura de Cuetzalan, donde participa el arqueólogo Javier Omar Ruiz Gordillo, con más de 30 años de experiencia en la zona, explicó que aunque ambas ciudades comparten una base cultural profunda, son entidades distintas que reflejan diferentes formas de ocupación, resistencia y conexión con sus pueblos actuales.
Similitudes más allá del nicho
“Comparten mucho más que el nicho de estilo totonaco. Hemos encontrado cerámica similar, representaciones humanas en estuco y estructuras arquitectónicas casi gemelas”, explicó Ruiz Gordillo. Sin embargo, aclaró que Yohualichan enfrenta condiciones naturales más agresivas que han limitado la conservación de algunos vestigios.
Una ciudad que nunca se fue
Una de las diferencias más poderosas entre ambos sitios es su continuidad. Mientras El Tajín fue ocupado entre los años 200 y 1200 d.C. y luego quedó en el abandono, Yohualichan nunca se fue. Su gente sigue ahí, cultivando con técnicas ancestrales, hablando náhuatl, vendiendo productos tradicionales como pinole, flores y piedritas de fuego, y conviviendo con los templos prehispánicos como parte de su día a día.
“La población vive cotidianamente su pasado”, resaltó el arqueólogo. A diferencia del Tajín, donde ya se venden souvenirs importados, en Yohualichan se respira autenticidad. Incluso, donde antes hubo un templo prehispánico, hoy se levanta una iglesia: símbolo del sincretismo y de esa permanencia viva entre pasado y presente.
Autenticidad sin contaminación
Más que una zona arqueológica, Yohualichan es un testimonio de resistencia cultural. “Aquí hay una identidad étnica fuerte, un pueblo que sabe que construyó este lugar. No está contaminado, y eso lo hace único”, concluyó Ruiz Gordillo.
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Así que si estás planeando tu próxima escapada cultural, no lo pienses dos veces. Haz espacio en tu maleta para Yohualichan. No solo visitarás ruinas: conocerás un pueblo que nunca ha dejado de hablarle a su historia.