Un jardín donde la naturaleza y el arte conviven en armonía

El Jardín Escultórico Edward James es mundialmente conocido por sus esculturas surrealistas, pero pocos saben que este magnífico lugar declarado patrimonio artístico de la nación, no solo preserva un espacio cultural, sino que también conserva una gran área natural privada que cubre 37 hectáreas selvas y bosques.

Su creador, Edward James, se enamoró de este paraje natural en 1945 en su búsqueda por orquídeas exóticas. James fue siempre un amante de la fauna y la flora de la huasteca, durante la construcción de su jardín surrealista diversas especies lo habitaron: desde boas, pericos, cocodrilos, tucanes y ocelotes. Hoy este recinto natural sigue los pasos de su creador. En su conjunto contribuye a la regulación de la temperatura, captación de agua, conservación forestal y es hogar de cientos de especies alguna de ellas endémicas. Dentro de la reserva natural que forma el jardín, hasta hoy, gracias a su programa de monitoreo con apoyo de sus guías y biólogos, se han identificado 388 especies de animales y plantas menores y 108 especies de árboles.

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Entre estas especies destacan 22 registradas en alguna categoría de riesgo como la Orquídea cabeza de víbora (Stanhopea tigrina), la Salamandra lengua de hongo pies anchos (Bolitoglossa platydactyla) y la Oropéndola de Moctezuma (Psarocolius Montezuma).

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Foto: Jardín Escultórico Edward James

Otro punto relevante en el que contribuye el jardín son las pozas y sus cascadas rodeadas por altos muros de bosques húmedos, los cuales favorecen la recarga de los mantos acuíferos capturando la neblina y ayudando con la conservación del caudal del Río La Conchita que cruza la propiedad.

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El Jardín Escultórico conserva estos espacios en busca de mitigar la escasez de agua cuenca abaja, protegiendo su masa forestal. A esto se suma que el agua que utiliza el jardín para por su operación es devuelta a los mantos freáticos, ya que cuenta con su propia planta de tratamiento de agua con una capacidad total de 56,100 litros la cual devuelve el vital líquido a la naturaleza.

La conservación de estos espacios naturales en la Huasteca Potosina hoy favorece la reducción de los efectos del cambio climático en el planeta, aportando un pequeño grano de arena en pro del planeta y permitiendo a los turistas visitar un recinto que alberga cultura y naturaleza.