Visitar Yucatán es adentrarse en una mezcla de historia y tradición que data de la época prehispánica hasta el auge de las haciendas henequeneras y ganaderas.
De todas las haciendas que hay en la península, aunque varias se encuentran semi destruidas por el paso implacable del tiempo, muchas han logrado conservar gran parte de su historia y estructura, convirtiéndose en espacios increíbles para recorrer o para la realización de diferentes actividades.
En esta ocasión recorreremos el pasado a través de la majestuosidad de 5 haciendas que se encuentran en pie y listas para recibir a los visitantes, ávidos de revivir el esplendor de tiempos pasados.
En el municipio de Tecoh, a tan solo 45 minutos de la ciudad de Mérida, rodeada por sembradíos de henequén y una exuberante vegetación, se encuentra la Hacienda Sotuta de Peón que data de mediados del siglo XIX. Visitarla es transportarse en el tiempo, a la época cuando la hacienda era totalmente funcional, ya que actualmente gracias al trabajo de remodelación y conservación de sus dueños, se puede apreciar tal y como operaba en su época de gloria.
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Hoy en día podemos recorrer la propiedad y conocer su funcionamiento a través de su maquinaria, su casa-museo, los campos de henequén, las villas, el cenote Dzul-Ha y sobre todo las historias de su gente. La Hacienda Sotuta de Peón fue construida a finales del siglo XIX y en su arquitectura y sus acabados se admira la grandeza de la época del “Oro Verde” en Yucatán.
Entre las actividades imperdibles a realizar durante su visita se encuentra el tour por la casa principal, visitas al cenote y experiencias gastronómicas únicas; además del tradicional baño de temazcal y una cabalgata por los alrededores, con lo que el visitante se sentirá como todo un hacendado.
No tan lejos de ahí, en el poblado de Abalá, cuyo nombre significa «remolino de viento”, se encuentran 3 de las haciendas más importantes: Mucuyché, Temozón Sur y San Pedro Ochil.
La Hacienda Mucuyché fue una de las más prósperas de Yucatán durante la época henequenera. Construida en el siglo XVII, tuvo como principales actividades la ganadería, la agricultura y la plantación de henequén; a lo largo de su vida productiva nuevos estilos arquitectónicos y de decoración se sumaron a las ampliaciones de la casa principal. Actualmente se ofrecen recorridos guiados para conocer la historia de este bello lugar, así como sus secretos.
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Después del paseo por la hacienda, las paradas imperdibles son sus cenotes “Carlota” – de formación semi abierto- nombrado así en honor a la emperatriz del mismo nombre, primera persona en bañarse en sus cristalinas aguas y “Azul Maya”, – cenote de tipo caverna – los cuales se unen por un bello canal el cuál podrás recorrer por un divertido nado, o a pie desde su camino de piedra. Éste es el sitio ideal para tomar fotos imperdibles.
También cuenta con un restaurante con gastronomía típica de la región y una gran alberca con palapas donde puedes disfrutar de una tarde de calor. A pocos kilómetros de ahí se encuentra la Hacienda Temozón Sur, la cual vio sus inicios en el siglo XVII y logró su mayor auge una centuria después, cuando el henequén generó una nueva dimensión social y financiera para la Península, mediante el cultivo y exportación de la fibra hacia Estados Unidos principalmente.
Aquí están a la vista vestigios industriales y elementos propios del procesamiento de la fibra. Se conserva el antiguo salón de máquinas y el patio de secado. la arquería de la casa principal acoge y convoca en una plácida estancia, ahora convertida en restaurante de selecta y tradicional cocina yucateca e internacional. La piscina, con detalles arquitectónicos modernos, luce magnífica al centro de un conjunto visual que proyecta al fondo el edificio de la casa de máquinas que congregó en arduas labores a los campesinos mayas. Siguiendo esa ruta, en el traspatio el visitante encontrará un lindo y refrescante cenote.
No menos impresionante es la Hacienda San Pedro Ochil. De estilo morisco e influencia neoclásica, fue construida durante el siglo XVII. Aquí el visitante tendrá la posibilidad de recorrer sus terrenos, ya sea a pie o en truck y conocer más acerca del proceso de extracción de la fibra del henequén.
Uno de los atractivos de San Pedro Ochil es el Anfiteatro Árbol de Luz, el cual fue diseñado por James Turrell y se encuentra en medio de un cenote, lo que lo hace atractivo desde cualquier perspectiva. Esta hacienda se encuentra ubicada muy cerca de los yacimientos arqueológicos de Uxmal.
Un poco más al norte, entre Abalá y Mérida se encuentra la Hacienda Yaxcopoil, que en lengua maya significa “lugar de los álamos verdes”.
Viajando por la carretera rumbo a las ruinas de Uxmal, al pasar por Yaxcopoil surge de inmediato la edificación que más la caracteriza, su monumental arco doble morisco del período colonial, quizá el más hermoso de Yucatán, que abre al visitante las puertas de la hacienda, ofreciéndole una cordial bienvenida.
Esta es probablemente una de las joyas mejor guardadas del Estado, ya que reúne en su historia tres grandes periodos del pasado: la vida prehispánica, la colonial y el auge henequenero de finales del siglo XIX y principios del siglo XX.
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Del período prehispánico, Yaxcopoil conserva en sus montes, ruinas mayas formadas por numerosas estructuras piramidales, teniendo las seis principales una altura que varía entre 6 y 20 metros, una cancha para el juego de pelota y estelas menores que se encuentran en un área aproximada de 8 kilómetros cuadrados.
La casa principal de amplios salones, altos techos, y espaciosos corredores, está rodeada de extensos jardines con una gama infinita de colorido y vegetación exuberante, que nos sitúan en un ambiente único e incomparable. Todavía cuenta con muebles europeos originales que le confieren el ambiente de la época.
En la planta desfibradora de henequén muestra vestigios de los primeros motores y máquinas del siglo XIX para el proceso agrícola e industrial.
Debido a sus edificios de clásico estilo rural, Yaxcopoil es, sin duda alguna, la finca henequenera más conocida en la región, ya que su casa principal y planta han servido de escenario para filmaciones de varias películas y programas para la televisión.
Así, visitar las haciendas de Yucatán dan al visitante una perspectiva de los cambios que ha sufrido la región desde la época henequenera de mayor esplendor, pasando por los procesos de cambios políticos, sociales y económicos.
En la actualidad muchas haciendas han vuelto a la vida como paradores turísticos, museos y escenarios de grandes eventos, que procuran mostrar con la mayor veracidad y sencillez, los espacios y mobiliarios que se acostumbraba a usar en las épocas de esplendor.
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