¡Llegó “Hongosto”! Así es la ruta a menos de 2 horas de la CDMX

Durante el verano no solo se tienen los días más largos y luminosos, también representa ver en todo su esplendor el despertar del Reino Fungi. Sí, es la temporada donde los bosques de México se tapizan con millones de hongos y uno de esos sitios mágicos se ubica a menos de dos horas de CDMX, para vivir una experiencia inolvidable: aprender y recolectar docenas de hongos, actividad conocida como micoturismo. 

Antes de hablar sobre ese bosque mágico del Reino Fungi, es importante aclarar: los hongos están presentes todo el año. Sin embargo, es durante la temporada de lluvias, siendo agosto el mes pico de florecimiento, donde se observan de diversos tamaños (a veces descomunales), formas y colores. 

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Su nombre en náhuatl lo dice, “tierra de hongos”, nos referimos al pueblo de Nanacamilpa, Tlaxcala, ubicado a menos de dos horas de CDMX, y convertido en el destino por excelencia para vivir el micoturismo. 

La ruta de los hongos inicia así: al alba, guías certificados que han adquirido su sabiduría sobre hongos de generación en generación, emprenden la expedición desde Glamping Octli para internar a los visitantes en los senderos del bosque hasta donde se ubica un mirador. 

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En total silencio, aprecian cómo el  sol va haciendo su aparición; cómo las aves comienzan a comunicarse con su trinar; cómo el viento agita suavemente las ramas de los árboles y, con un poco de suerte, hasta el aullido de un coyote. 

Una vez que el astro rey baña por completo el bosque, es momento de colgarse una canasta en el brazo y adentrarte en el Reino Fungi. 

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Foto: Glamping Octli

Se debe estar muy atento a cada explicación, pues algunas especies son tóxicas o alucinógenas, como el Amanita Muscaria que seguramente ubicas como “vidas” en el juego de Mario Bros o como la casa donde habitan los Pitufos. Estas especies de hongos se quedan en su lugar y solo se recolectan los comestibles: setas, champiñones, escobillas, clavitos, azules… Toda una exploración que dura cerca de dos horas.

Entre guías y viajeros se ocupan de escarbar entre el pasto, remover ramas y musgo para extraer los hongos. 

Una vez que llenan su canasta, los guías imparten una clase de cocina con las especies recolectadas y ahondan en información sobre el aporte nutrimental, pues son fuentes ricas de fósforo, potasio y hierro.